Wednesday, November 29, 2006

¿Vida después de la muerte?


¿No sería extraño que un universo sin propósito creara accidentalmente a seres humanos que están tan obsesionados con el propósito? Sir John Templeton.

No importa si eres ateo, cristiano, panteísta, politeísta o agnóstico, siempre sobre nuestra conciencia está la gran pregunta milenaria referente a dónde vamos después de la muerte. Cruzamos el río, regresamos con nuestros antepasados o simplemente nos convertiremos en polvo. ¿Qué tanto puede afectar esto tu futuro? O ¿Cómo afecta lo que creemos sobre el cielo y el infierno en nuestra vida presente? Muchas personas tratan de no pararle bolas a este tipo de preguntas, pero aunque no se las hagan, vivimos a diario sus respuestas.

James Hetfield en el último disco de Metallica expresó: “Your lifestyle determines your death style”, tu estilo de vida determina tu estilo de muerte, y por muy buena o mala que pueda ser está canción hay que admitir que esta pequeña línea dice más de lo que podemos escuchar en un sermón, reflejando que de alguna manera o otra, estamos metidos en este paquete que llamamos vida. Tu estilo de vida refleja lo que crees, pero cualquiera que sea ese estilo de vida siempre buscaremos y necesitaremos una vía de escape que nos lleve a nuestro verdadero hogar, por ende, nuestra obsesión con nuestro propósito.

Lo natural en nuestras vidas sería sobrevivir, seríamos un excelente articulo en national geographic y un bonito documental de discovery channel, de cómo los humanos viajamos en manadas, cómo las madres protegen a sus cachorros, mientras los machos pelean por ser el jefe de la manada; el problema es que tarde o temprano las personas se cansan de su vida natural y siempre andan buscando algo más (usualmente espiritual). Nos aferramos a la vida lo más que podamos, viviendo sólo el presente y no el futuro. Pareciera que la monotonía de la vida se resume en crecer, casarse y tener hijos. No importa si crees que los católicos están en sus años de purgatorio, si algunos están reencarnando en sus animales favoritos (hagan la cola si quieren ser un águila o león), si los evangélicos están en el cielo o en el infierno (dependiendo la denominación), o si no creen que hay un futuro llevando como lema “carpe diem”, lo que importa verdaderamente es cómo vivimos nuestra vida sabiendo que esto no es todo lo que hay.